ARTÍCULO CIENTÍFICO
PRIMER DOSSIER-PAPER
FAENA PERIODÍSTICA EN EL SIGLO XXI
Resumen:
Desde finales del siglo XVIII se derivó el término “cuarto poder” para
señalar a los medios de comunicación y a la prensa como vehículos de vigilancia
al servicio del pueblo; esto condicionaba a los periodistas, debido a que sus
acciones, además de ser el motor principal de este sistema, debían estar
abocados al cumplimiento cabal de la labor de inspección. El propósito del
presente artículo científico es realizar un salto en el tiempo para verificar
hasta qué punto esta labor continúa intacta y qué otros objetivos tienen el
periodismo actual. Asimismo, se busca aclimatar y dilucidar la faena
periodística en el siglo XXI, una era en la que la globalización junto a la
tecnología se ha desarrollado en gran medida.
Palabras clave:
Faena, periodismo, tecnología, información, literatura
Abstract:
Since the end of the 18th century, the term "fourth estate"
was derived to indicate the media and the press as surveillance vehicles at the
service of the people; this conditioned journalists, since their actions, in
addition to being the main engine of this system, should be devoted to the full
compliance of the inspection work. The purpose of this scientific article is to
make a leap in time to verify to what extent this work remains intact and what
other objectives current journalism has. It also seeks to acclimatize and
elucidate the journalistic task in the 21st century, an era in which
globalization and technology have developed to a great extent.
Key words:
Faena, journalism, technology, information, literature
Génesis de la labor periodística
La historia del liberalismo político decreta dos propiedades singulares
para el génesis de un gobierno democrático. Primero, la conformación del Estado
sobre tres poderes: el ejecutivo, legislativo y judicial; segundo, la
independencia, además del control mutuo ejercido entre ellos. (García, 2020)
Sin embargo, con todo ello puesto en práctica, hacía falta una
influencia proveniente de las mayorías, un medio por el cual el pueblo
impusiera control sobre la transparencia, claridad y honestidad empleada en el
quehacer de los otros tres poderes. De esta forma, nace el sistema del cuarto
poder, constituido solamente por los medios de comunicación junto a la prensa,
áreas en las que destacaba y continúa destacando la labor periodística, ya que
sus acciones determinan los contenidos emitidos en sus diversas formas.
En esta línea, la labor periodística, desde sus inicios ha sido resuelta
como un conjunto de actividades dirigidas a la recopilación, elaboración y
divulgación de datos de interés público, y que, llevan consigo una serie de
normas éticas con el único fin de servir al pueblo mas no al gobierno, lo que
convierte al periodista en enemigo de este. Ronderos (2009) enfatiza en el tema
e indica que, la tarea primordial para la prensa es ejercer control, vigilancia
sobre el poder, denunciar lo que se labora mal y hablar en nombre de los que no
tienen voz para hacer valer sus opiniones; esto, evidentemente, no le agradaría
nunca al poder.
Situación actual del periodismo:
En el siglo XXI el periodismo se ha enfrentado a situaciones, en gran
medida, incontrolables, como el surgimiento de grupos terroristas y la
evolución de la tecnología, una herramienta de doble filo que ha creado nuevas
vías de comunicación, información, pero también de desinformación.
Ronderos (2009) plantea tres tipos de censuras para la faena
periodística en el mundo de hoy. Primero, está el terrorismo que tiene la
capacidad de divulgar su ideología bajo la instauración de la violencia como
método, y también la de callar opiniones, sin dar opción a una réplica, debido
al peligro que representan sus amenazas.
Segundo, está la censura económica; como bien se sabe, el terreno en el
que se desenvuelven, generalmente, los periodistas, es el de los medios de
comunicación y estos se encuentran altamente vinculados al financiamiento de
las empresas, lo que condiciona la información a difundir, ya que los gerentes
buscarán originar en ellos publicidad beneficiosa para la reputación y demás
aspectos correspondientes a sus organizaciones. Otro punto a tocar en este tipo
de censura es el temor al desempleo; muchas veces, los profesionales del ámbito
aceptan las condiciones de las compañías para la que trabajan, con el objetivo
de no ser despedidos, sin embargo, esto no solo pone en tela de juicio la ética
de un periodista, sino también distorsiona su esencia impuesta en siglos
anteriores, pues su labor ya no sería en servicio de la sociedad, más bien,
estaría bajo el mando de las minorías poderosas, económicamente.
La tecnología en este recinto aparece como una solución frente a las restricciones económicas; si el periodista no está de acuerdo con las limitaciones que le impone su empresa, puede crear nuevas vías de comunicación y llevar a cabo su faena, ya sea a través de las redes sociales o demás portales de internet.
Finalmente, la censura extremamente preocupante también es la que se adiestra el mismo periodista, la ignorancia, pues su trabajo se basa, principalmente, en el conocimiento, debido a que los temas que puede llegar a abarcar no tienen lindero; puede ir desde la política hasta un asunto científico, desde la rama de la medicina hasta la deportiva, etc. Esta es la razón por la que su labor radica en estar bajo un aprendizaje continuo, tanto para la forma como el fondo de sus contenidos; es un deber contar con la habilidad de analizar las diversas situaciones acontecidas en la sociedad, apoyándose, en datos previamente obtenidos mediante, por ejemplo, la disciplina de la lectura. A diferencia de la primera prohibición, el desconocimiento es una restricción controlable, ya que solo se necesita de aptitud para investigar, leer y escuchar.
Recursos que demanda la era digital para una buena faena periodística:
Una de las situaciones irrefrenables que viene haciendo frente el periodismo es el avance de la tecnología y su repercusión en la sociedad, especialmente en el ámbito de la comunicación, pues su industria ha experimentado grandes cambios, tales como los medios por los cuales se difunde u obtiene información; antes era común ver en las bancas de los parques a las personas leyendo un periódico, ahora forma parte de la cotidianidad ver a las mismas sosteniendo un celular, incluso si se encuentran a punto de cruzar una pista, pues este dispositivo, como los demás tecnológicos, se ha vuelto esencial para mantenerse al tanto sobre el aspecto de la realidad que les interesa.
Ante esta era digital, el periodista no puede mostrarse renuente, muy por el contrario, debe adaptar su faena a las herramientas que esta nueva época solicita y así, poner en marcha su profesión ética y dignamente, sin dejar de lado las reglas tradicionales que desde los inicios han orientado el periodismo, tales como la verificación, imparcialidad, atribución, precisión, relevancia y novedad.
En primera instancia, la redacción es una habilidad que, sin excusa alguna, debe dominar el buen periodista; internet les ha abierto sus puertas a hipotéticos escritores especialistas, no obstante, es frecuente encontrar dentro de él, titulares errados, faltas ortográficas, traducciones equívocas y un desinterés total por presentar información detallada y precisa. En esta línea, la capacidad de escribir bien no solo se convierte en una herramienta para la buena faena periodística, sino que también otorga posibilidades de trabajo dentro de los medios de comunicación, ya que, estos en la última década, permanecen en la búsqueda de profesionales que puedan redactar exitosamente artículos u otros recursos en la web. (Watlington, 2013)
Por otro lado, se tiene la existencia de los blogs, plataformas digitales favoritas para difundir información obtenida de último momento; además de esto, los medios de comunicación los utilizan para promover el talento en sus trabajadores. Watlington (2013) indica que para que un profesional del periodismo tenga éxito en este ámbito debe saber encaminar sus temas, argumentar bien sus textos y perspectivas, utilizar correctamente la ortografía, además del lenguaje, acoplar material audiovisual a sus contenidos, relacionarse con sus lectores y demostrar pasión por lo que hace.
Otra habilidad sustancial para el periodista es la buena traducción; debido a la globalización lo que acontece en el extranjero también es de interés nacional, por lo que traducir información emitida en dos o tres idiomas resulta más que necesario. En este contexto, el periodista debe manejar en sumo otra lengua además de la natal, tal como el inglés, pues el más mínimo error en la traducción de textos puede dañar el honor del periodista o del medio para el que trabaja.
Asimismo, contar con destreza para la fotografía es fundamental en esta era. Las imágenes, a menudo, ilustran más que las palabras, pero no se trata de un buen material tecnológico para tomarlas, sino de talento para identificar lo bueno y registrarlo; el buen periodista es aquel capaz de enfrentarse a las diferentes plataformas digitales que suelen publicar a diario un sinnúmero de representaciones, tomando fotografías, en gran dimensión atractivas; para ello, necesita de práctica y técnica constante.
Los audios también forman parte de los recursos que debe aprender a manejar un periodista en la actualidad; contar una historia con ellos la vuelve más interesante, completa o impactante. (Watlington, 2013)
Finalmente, se añade a todas estas habilidades, uno tradicional pero vigente dentro del mundo digital, la de contextualizar. Ronderos (2009) en referencia a ello, indica que, “tiene que ver con que las cosas no se pueden informar solas, las cosas sueltas, fuera de contexto…es casi desinformar.” Resulta sustancial explicar el porqué de lo acontecido, los antecedentes de cualquier hecho, la situación en la que se lleva a cabo las acciones o los sucesos, de lo contrario, se provocarían juicios mal argumentados.
La airosa propuesta de fusionar el quehacer literario y periodístico:
En siglos anteriores existió una línea roja entre el periodismo y la literatura; el periodista no podía usar recursos de aquella disciplina en la redacción de sus textos, se tenía que mantener lo más cerca posible a la objetividad y tenía el pensamiento de que lo importante eran los hechos, mas no sus opiniones con respecto a ello. A pesar de ello, con el correr de los años han ido naciendo aportes que defendían la idea de integrar ingredientes literarios en la redacción de textos periodísticos y, más que una propuesta, se volvió una necesidad con la llegada de la tecnología y su evolución, sobre todo, para la prensa escrita.
En este sentido, nacía un inédito tiempo en el que más que la historia, importa la forma en la que se narra; si el objetivo es pervivir en la mente de los lectores, se necesita de creatividad y estética, recursos que eran imposibles de emplear para el periodista de antaño.
Hoy, el profesional en el ámbito debe tener el ojo artístico para determinar si una historia puede ser contada de manera distinta o si todos sus acontecimientos tienen cabida dentro de ella; necesita dominar la capacidad de dibujar con las palabras, de impresionar con las primeras líneas y transmitir la sensación al lector de estar viviendo la escena; así funciona el periodismo del siglo XXI (Saad, 2008).
Es indispensable tener en mente que no toda historia puede ser narrada estéticamente, pues algunos sucesos, para ser entendidos de modo victorioso, necesitan acoplarse a las formas tradicionales o simplemente, ser suprimidos. “El periodista deberá evaluar qué sucesos pueden ser pasados por una óptica diferente y cuáles deberán seguir inmodificables porque se correría el riesgo de “verse forzado” o, lo que es peor, que el periodista termine haciendo el ridículo.” (Saad, 2008, pág. 3). A menudo, en el intento de provocar emociones en el lector, se da el riesgo de caer en el melodrama, en el amarillismo o lo infantil, tendencias que lo único que logran en el público es la burla o el aburrimiento.
Síntesis conclusiva:
La faena periodística nace, indirectamente, como un requisito para el establecimiento de la democracia como sistema de gobierno lícito y poco a poco, este aspecto suyo se fue argumentando con su capacidad para llevar a la praxis un nuevo decreto, la libertad de información. En este sentido, desde su génesis su servicio es del y para el pueblo, sus enfoques y objetivos se orientan hacia la construcción de una mejor sociedad, una independiente que, en vez de ser temerosa, le haga frente al poder, si éste traspasa la línea de autoridad a abuso.
El siglo XXI ha rodeado al periodismo de oportunidades, pero también de amenazas; si bien es cierto, la crisis permanece, naturalmente, adherida a la profesión, la revolución tecnológica es uno de los mayores riesgos que viene enfrentando, ya que no solo ha transformado el ámbito de la comunicación, sino también, la formación y cotidianidad del profesional (ha generado un mayor ocio en ellos, lo que los hace caer en una de las censuras más peligrosas para la profesión, la ignorancia).
Aclimatar la faena periodística es una de las mejores decisiones que puede tomar el profesional del ámbito; en vez de mostrarse renuente debe aprender a dominar las nuevas habilidades que demanda la carrera, claro está, sin dejar de lado los valores que desde un inicio han orientado la buena labor. Tanto material visual, audiovisual como escrito juegan un rol sustancial dentro del proceso de producción periodística, sobre todo, en una era de alta y rápida competencia por sobrevivir en el medio.
Referencias bibliográficas:
González Pazos, J. (2020). Medios de comunicación: ¿al servicio de quién? Argentina, CLACSO. Recuperado de http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/gt/20200423054514/Medios-de-comunicacion.pdf
Watlington, L. (2013). Guía del periodismo en la era digital. International Center for Journalists. https://www.icfj.org/sites/default/files/2018-06/icfj_guia_de_periodismo_FINAL.pdf
Rodríguez, G. (2009). María Teresa Ronderos “El periodista tiene que verificar y verificar”. Sala de prensa, 5.
Saad, A. (2008). La narración: arte de contar la historia. Sala de prensa, 4.
Kerly,
ResponderEliminarEl paper es algo apretado, carece de la necesaria linealidad, aun cuando en una segunda lectura se puede entender mejor.
La infografía es bastante buena y explícita, incluso tus audios vinculan con alguna parte del contenido de la infografía.